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Cuentos de Navidad

Género: teatro de objetos

Público: Familiar. Desde 3 años

Espacios: Se puede representar en teatros, bibliotecas,  aulas escolares...

Ramillete de historias que tienen como trasfondo esta época tan entrañable y familiar, en la que la amistad, el amor, la generosidad... invaden nuestros hogares.

 

Cinco extraordinarias narraciones en las que la palabra, la poesía y el lenguaje nos abren la puerta de la imaginación para, dejando atrás lo cotidiano, viajar por el espacio y el tiempo hacia la ilusión.

 

Se apoya en sencillos, a la vez que sugerentes, objetos que favorecen y animan la comprensión de los pequeños espectadores, añadiendo así un elemento visual que da mayor fuerza y dinamismo a los cuentos.

 

 

Escenografía y utilería:

Rocío Peña

 

Concepción e interpretación:

Gonzalo San Miguel

 

Dirección:

Myriam González-Gay y Gonzalo San Miguel

Snegorotchka

Técnica: Múñeco de nieve

Sentada en el rincón de la chimenea, la anciana Marusha nunca se había sentido tan triste. Muchos, muchos años habían pasado, dejando el peso de los inviernos sobre sus hombros y encaneciendo sus cabellos sin traerle siquiera un hijito. Tanto a ella como a su viejo y querido esposo les apenaba el hecho, porque afuera había muchos niños jugando en la nieve.

 

Juntos ante la ventana, se rieron al ver cuánto se divertían los niños. De repente el anciano se volvió hacia ella con una brillante idea...

 

- "Marusha, salgamos a ver si nosotros también podemos hacer un muñeco de nieve"

 

... Y en medio del bosque, allí donde la nieve era blanca y hermosa se sentaron a hacer el muñeco.

El soldadito de plomo

Técnica: Marionetas articuladas de madera

Érase una vez un niño que tenía muchísimos juguetes. Durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos.

 

Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna.

 

El niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos. Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella.

 

Pero un día fueron separados, cuando el niño colocó al soldadito en el alféizar de una ventana...

La caja de cerillas

Técnica: Belén

Era el día de Nochebuena. Caía la nieve y la noche se venía encima. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnudos. Llevaba en su delantal, que era muy viejo, unas docenas de cerillas. Era aquel un mal día; ningún comprador se había presentado y la niña no había ganado ni un céntimo.

 

Se sentó en una plazoleta y se acurrucó en un rincón, entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros. Pero no se atrevía a volver a su casa porque su madrastra la pagaría, y además en su casa también tendría mucho frío.

 

¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerilla! Sacó una: rich…. ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea adornada con bolas...

El monstruo Robailusiones

Técnica: Sombreros

Érase una vez un monstruo llamado Robailusiones. Era feísimo, grande, torpe, verde, tonto, y se dedicaba a robar las ilusiones y los sueños de los niños. Pero no siempre había sido un monstruo malo...

 

Todo empezó en un pueblecito encantador. En ese pueblecito hubo un tiempo en el que los niños veían en Robailusiones a un amigo más y no daban importancia a su aspecto.

 

Pero un día pasó por allí la envidia y adivinó en el monstruo una presa fácil. Se hizo pasar por su amiga y no le costó mucho convencerle de que los niños, en realidad, no le querían…

La visita de las arañas

Técnica: Luces navideñas

El árbol de Navidad estaba ya muy bien adornado en un gran salón con las puertas cerradas para que los niños no pudiesen verlo hasta la mañana del día de Navidad.

 

Pero las personas mayores lo habían visto y lo encontraron maravilloso. El gatito también lo había visto con sus grandes ojos verdes. También lo había visto el perro guardián con sus ojos cariñosos; el canario amarillo lo había contemplado con sus ojillos negros. Hasta los ratoncillo grises se habían atrevido a echar un vistazo al árbol.

 

Las arañas habían resuelto contemplar el magnífico árbol, igual que los demás. Pero desgraciadamente, justo antes de Navidad hubo un gran barullo de limpieza en toda la casa, que impidió que ellas pudieran llegar al salón y admirar el árbol. 

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